lunes, 29 de agosto de 2011

Punto de vista - El caso Candela, una bomba de tiempo


*Por Facundo del Hoyo

El dato no es Candela. Tristemente, su nombre es uno más que se enlista entre innumerables personas cuya desaparición se difunde poco y nada en la televisión del impacto. El dato es otro, y por eso hay que subrayarlo, resaltarlo y encuadrarlo. Los titulares abrían la semana con la siguiente leyenda (tomamos uno a modo de ejemplo, que abundaban): “A una semana de su desaparición, buscan a Candela casa por casa en Hurlingham”.

¿Por qué me atrevo a iniciar este breve análisis con una cita que a primera vista parece una más del montón? Porque en su desarrollo se informaba que 1600 efectivos policiales y dos helicópteros trabajan por estas horas en la búsqueda de la nena de 11 años desaparecida el pasado lunes 22. Sí, 1600 policías apresurándose a contrarreloj por encontrar con vida –Dios quiera- a la niña. Además, el fiscal Marcelo Tavolaro informó que ya se registraron cerca de 800 domicilios y 500 terrenos baldíos. Su operativo se asemeja más a la carrera por el botín que a la búsqueda sincera de la verdad. Mientras tanto, miles de personas son la familia de Candela y la magnitud de su protesta ha llegado hasta la Casa Rosada. La gente ya no está dispuesta a perdonar. La presidenta Cristina Fernández, en clima electoral, vale decir (hay que atender lo más urgente del momento) recepcionó las palabras de la madre de la pequeña, Carola Labrador, que son las palabras de la sociedad. Una sociedad crispada, pero a la vez unida entre los buenos.

Candela no es la primera ni será la última persona, según esta catastrófica pero realista visión, que se esfuma por obra del crimen invisible. Es claro que esa intensa, exagerada pero justa movilización de comisaría (por su objetivo manifiesto) evidencia que el sistema penal está lejos de lo que está mandado a hacer. Que lo latente es que una de las instituciones visiblemente más corruptas de la República se juega egoístamente su prestigio. Que cuando se quiere, se puede. Que cuando la decisión está, más de mil quinientos pueden ir contra una niña, para por fin secar sus lágrimas, las de su madre y las de su familia toda (y por qué no las de un pueblo, que llora por la indefensión). Es que por un lado, es plausible lo que hoy se demostró desde el accionar de la Policía bonaerense, pero por otro, surgen tantas incógnitas como desaparecidos luego de la dictadura aún hay, algo inaceptable en una democracia abatida y en recuperación. ¿Por qué sólo la inmensurable presión mediática y el miedo al derrumbe de la imagen de la Policía (tanto Federal como Provincial) pueden generar lo que se pudo generar? ¿Por qué otros miles han quedado en el anonimato, insusceptibles a la activación del poder estatal?

Para concluir esta observación, que no podía escapar el menor examen, es claro que el individualismo de las agencias del sistema penal, obcecados en la idea de salvar su reputación, daña una vez más el espíritu de defensa ante el delito para el que alguna vez germinaron. Parecen haberse desvirtuado en meras empresas publicitarias que revelan que se está luchando contra el crimen, en momentos en que su contención se les escapa de las manos, porque también se extiende más allá de la esfera del derecho penal; el Estado no ha podido disminuir la crisis de valores que impera en algunos sectores y contra los que otros sí luchan verdaderamente. Por eso la historia de Candela es una bomba de tiempo. Porque cuando se descubra, no sólo a nivel académico, sino a nivel masivo, el velo de la inacción o fracaso del sistema penal y la población reconozca que lo que se ha hecho es un operativo propaganda, se develará otro más: el de la puja de sectores, ambos vulnerables, ambos desprotegidos. Y en ese momento, será más difícil de terminar con la inseguridad. El cambio debe ser maduro, y ya.

2 comentarios:

  1. Es lo que tenemos como sociedad, Facundo, y que desnuda nuestras peores falencias. Cuando se toca fondo de una forma tan terrible, solo queda aspirar a subir, a mejorar: en calidad democrática, reducción de niveles de violencia social, y garantizadoras opciones de real acceso a información real

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  2. Buen análisis, Facundo. Esperemos que ésto no sea Blumberg Reloaded, y que los pedidos de pena de muerte de Doña Rosa sean combatidos por quienes pensamos que la prevención general negativa no es el camino para el cambio,y que la cosa pasa por otro lado. Sobre todo en éste tipo de delitos. Saludos. A.-

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